Generalmente, en clase, los chicos y chicas se han acostumbrado a pensar como nosotros queremos, a copiar lo que le pedimos, a hacer lo acostumbrado. Así que preguntar ¿y tú que piensas? Los descoloca. Por eso me gusta siempre que puedo, poner alguna pregunta de tipo personal, que no sea responder lo políticamente correcto, sino que obligue a reflexionar y pensar.
