Este curso, después de unos ocho años en secundaria y bachillerato, no soy tutor. Pero me ha correspondido entregar las calificaciones de un compañero de baja por enfermedad. La entrega de notas me permite reflexionar sobre este momento tan agridulce. Amargo para unos, alegre para otros. Aunque, sinceramente, no me convence el formato actual de calificaciones ni que exista un momento puntual de evaluación o calificación.

El aprendizaje ha de ser continuo, sin segmentarlo. Aunque reconozco que es bueno tener unos momentos de ver resultados pero no necesariamente por trimestres perfectamente delimitados y cerrados. Mucho menos con exámenes globales. Precisamente, en esos exámenes se está demostrando que los alumnos estudian para vomitar lo aprendido y olvidar. El conocimiento no se puede determinar por una prueba escrita que nos da un resultado final. Aprender comporta muchas cosas, no solo pruebas y calificaciones. Seguir leyendo →