¿Y en verano qué?

Estamos en tiempo de vacaciones… hace tiempo hacía un voluntariado en un campus y compartía aquí mis experiencias educativas en este campo. Por la pandemia el campamento se paró y no se ha vuelto a retomar, pero no me gusta que se detenga también el Blog. No soy de los que cierran temporadas, desconectan absolutamente de todo en verano y esas cosas, sino que, sin presión y sin agobios sigo publicado ¿el qué? Especialmente recursos que he ido guardando durante el año y que no me ha dado tiempo a publicar, ideas para el curso que viene… Siempre que tenga recursos y cosas que publicar, porque simplemente por rellenar no voy a publicar cosas. Pero sí que me gusta mantener el ritmo y el desafío de seguir haciendo cosas… Así que feliz verano, descansemos mucho, desconectemos y sobre todo ¡mucha felicidad!

En verano seguiremos publicando algunas cositas…

Lo primero que me gusta del verano es que nos deja tiempo para desconectar de verdad. Los grandes cambios metodológicos que he introducido en clase han sido paridos en verano. La razón es sencilla: tenemos tiempo, podemos mirar con perspectiva, no estamos agobiados con el trabajo diario de manera que nos permite analizar bien lo que podemos hacer en el próximo curso, desde un punto de vista sosegado y tranquilo.

Muchos gurús y eruditos de distintos ámbitos, de vez en cuando hacen su retiro y se van a la montaña o a un lugar apartado, sin molestias, ni preocupaciones a pensar sobre nuevos proyectos e ideas para desarrollar en su marca o empresa. El verano, para nosotros los docentes, puede ser este momento de retiro y de reflexión.

En verano me planteé empezar a realizar el trabajo cooperativo. No es que me pusiera a diseñar clases, ni a pensar sin desconectar de las clases. Sino que sin escribir absolutamente nada, empecé a darle vueltas para ver de qué manera podría desarrollarlo en clase. Insisto, sin escribir, sin planificar, sino haciendo un ejercicio mental y trabajando únicamente con la cabeza, luego, al llegar septiembre se materializó en el papel. Lo mismo sucedió con el Aprendizaje por Proyectos, empecé hace tres o cuatro veranos a darle vueltas de qué manera podría hacer que trabajásemos por proyectos rotatorios en clase, tal como lo hacemos ahora. Lo mismo, sin escribir, sin sentarme a planificar ni hacer nada, simplemente dándole vueltas a la cabeza, hasta que en septiembre se materializó.

Por eso, aunque seguiré escribiendo por aquí, como decía antes, sin presión, porque este espacio me permite reflexionar sobre mi labor docente y cómo seguir progresando. Una cosa, probablemente la única que haré durante el verano, será echarle un vistazo a la valoración de la clase que han hecho los alumnos/as, que también me da perspectiva sobre lo que está bien, lo que está mal y cómo seguir progresando.

Nos seguimos leyendo, mientras tenga algunas cositas que compartir… Feliz verano.

Desconecta en verano

No lo voy a negar, nunca lo he hecho. Una de las cosas buenas que tiene trabajar en el sector de la educación es el tiempo de verano. Es un tiempo de desconexión real, verdadero, maravilloso para recargar pilas. Es mucho —dicen algunos— ustedes sí que tienen suerte. Depende de cómo lo mires. Antes de ser profe, también creía que los/as docentes vivían como reyes, que iban daban cuatro o cinco horas de clase y se volvían a casa. Sin embargo, no es así. Y pongo un ejemplo práctico: ¿Sería usted capaz de ponerse delante de un grupo de personas, por pequeño que sea, cuatro o cinco personas a hablar durante una hora sin haber preparado nada? Seguro que no. Los profes dedicamos mucho tiempo, más de la cuenta, creo yo, a preparar cada una de las sesiones de clase.

Hay que desconectaren verano
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Feliz Verano

Durante estos días he visto muchas infografías y mensajes en relación con el fin de curso. Feliz Verano. Cerramos un curso atípico, como nunca había vivido en mi todavía corta estancia en la educación. Generalmente en las últimas clases suelo preparar alguna actividad especial de despedida, emotiva, que nos deje un buen sabor de boca en el Verano. Sin embargo, en esta ocasión todo se reduce a un “Feliz Verano”, poco más se puede decir.

Es verdad que cuando toca la despedida, nos acordamos, generalmente, de los últimos meses. Nos quedaremos con el recuerdo de un curso que terminó desde marzo para algunos/as. Nos vendrá a la memoria este 2020 como el curso de las clases on line, de pasar muchas horas tras la cámara, de tener que reinventarnos para llegar a los/as estudiantes. Pero esto sólo ha sido un trimestre, el curso ha sido dos veces mayor que este último tercio. ¿Por qué será que sólo nos acordamos de lo último vivido? ¿Por qué acentuamos lo terrible de esta última fase?

Doy un vistazo atrás y, globalmente veo un gran curso. Tuve la oportunidad este año de desarrollar el Proyecto de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) con todos los grupos, ya que el curso pasado, por cuestiones de infraestructuras, sólo fue posible desarrollarlo con 4 ESO y 1 Bachillerato. Tuve la gran suerte de contar con aula materia por primera vez en Secundaria y, luego, de pronto tuve que cambiarlo todo y vivir una experiencia maravillosa de profesor tras una cámara. ¡Una experiencia inolvidable! Más, si tenemos en cuenta que el objetivo que me había trazado este curso era utilizar muchos recursos audiovisuales, grabando vido tutoriales. ¡Deseo conseguido!

Me gusta quedarme con lo bueno al final de este curso. Lo malo fue no podernos despedir, pero lo bueno fue el tiempo compartido a través de las videoconferencias. Lo malo fue que algunos/as no se conectaban, pero lo bueno fue que la mayoría sí lo hacían. Fue difícil la adaptación a esta nueva situación, lo bueno es lo que aprendimos de ella, nuevos recursos, aplicaciones que posibilitan las clases telemáticas.

Finalmente, prefiero quedarme con lo bueno. Con todo lo vivido y aprendido durante este curso. Propongo hacer los mismo. Buscar lo bueno de todo lo vivido y quedarnos con eso. Feliz Verano.