Terminamos el curso en el que no conocí a mis alumnos. Es verdad que no tengo demasiada carga horaria, pero recordaré estos meses de clase por no reconocerles debido al uso de las mascarillas. Hemos tenido que dar clase a un grupo de ojos y, a partir de ahi tratar de intuir si seguían la clase, si sonreían, si se asombraban, se emocionaban o se enfadaban. Por eso, este curso ha sido complicado no sólo porque hemos tenido que lidiar con la dificultad de hablar y comunicar con algo que nos tapa la boca, sino además no poder ver la receptividad en el alumnado por llevar gran parte del rostro cubierto.
