Nunca he sido partidario de enviar trabajos extraordinarios para casa. Recuerdo con cariño una frase que en mis primeros cursos en secundaria me encontré en la pizarra que decía algo así como “Si a clase no venimos a dormir, en casa no tenemos porqué trabajar”. Ciertamente las tareas como continuación del trabajo de clase no tiene mucho sentido. Se trata simplemente de repetir. No obstante algunos de los alumnos/as hacen tarea en casa sin yo mandárselo, esto es cuando no terminan sus trabajos en clase y prefieren terminarlos en casa. Siempre tienen un plazo de una semana para entregar. Para casa, para el exterior me gusta más trabajos de campo, retos o desafíos que complementen lo realizado en clase.
