Siempre me he mostrado partidario del uso de los móviles y la tecnología en clase. Especialmente por el reto que tenemos los docentes por delante de enseñar el buen uso de los dispositivos. Mi propuesta se había basado hasta hoy en la “barra libre de móviles”. En clase explico que me parece más importante ser capaces de decidir cuando usarlo y cuando no. Se aprende más de ese modo que mediante una prohibición.
Hay muchas cosas que tiene la tecnología. La semana pasada escribía sobre el problema de las redes sociales y los adolescentes. Aunque sin embargo, siempre he considerado que la tecnología en sí misma no es mala, el problema radica en el mal uso que hacemos de la misma. Una de las ventajas que tiene el uso de las TIC en clase es que es un elemento cercano, que manejan con facilidad y están familiarizados con ellos. Así que en lugar de proponer que hagan una redacción de un tema ¿Por qué no decirles que graben un vídeo?
Nos encanta el juego. Cualquiera que sea nuestra edad nos gusta jugar. El problema del juego es que, con el paso del tiempo, dejamos de practicarlo y, por tanto empezamos a considerarlo como algo infantil o que hacíamos hace muchos años. Pero en cualquier momento que nos encontremos con una experiencia de juego, estoy convencido que nos atrae y nos gusta. Por lo tanto debiéramos integrar el juego en la enseñanza.
Hace unos meses un compañero me dijo que una profe que había coincidido conmigo en el instituto me mandaba recuerdos. Entre las cosas que le dijo de mi, era que siempre iba cargado con cosas por los pasillos: Altavoces, ordenadores, tablets, carpetas… Pensando en el cargamento que llevamos los profes a nuestras aulas, desde hace años me pregunto si en algún momento iremos a clase sin nada. Simplemente llevando en nuestra cabeza las claves necesarias para acceder a algún lugar donde guardamos todo nuestro trabajo y presentarlo al grupo que nos corresponda. Hay muchos sitios que nos permiten guardar nuestras presentaciones para clase y no tener que llevar nada en nuestras manos. Uno de ellos es Genialy, que para mi ha sido fundamental y maravilloso en este final de curso.
Hace años hice una formación breve con Genialy. Vi la herramienta, me gustó, pero no le vi demasiada aplicación a la clase. Ya tenía mis propias presentaciones y no veía muy necesario pasar todo mi trabajo a esta plataforma. Sin embargo, en este curso le vi una tremenda utilidad que no ofrecen otras plataformas de presentación: que los alumnos la manipulen al estilo de página web. Es decir, si yo le comparto una presentación a un alumno, el la abrirá y la ejecutará, la podrá ver sin dificultad, modificándola, Sin embargo, la opción de compartir de Genialy hace que quien recibe el enlace la vea sólo por fuera y pueda moverse entre sus elementos conectados, pasando a diferentes páginas, secciones de manera interactiva, siendo muy útil y divertida para jugar.
Usé Genialy en clase. En una pantalla podía presentar, poner un video, texto sobre un tema que quiero dar a conocer y a continuación puedo presentar elementos interactivos a modo de pregunta de manera que, si planteo tres respuestas a una cuestión, la correcta la enlazo para continuar adelante y las incorrectas van a una página de error que nos devuelve al inicio para contestar bien la cuestión. Así estamos construyendo un juego al tiempo que aprendemos. Genialy para mi es la reina de los elementos interactivos en el aula. Es verdad que otras presentaciones también nos permiten enlazar páginas, poner elementos interactivos, pero creo que esta plataforma, gana la partida en la opción de compartir, donde quizá otras no estén tan desarrolladas, para manipularlas por fuera, sin acceder al contenido, sino como si fuera una web o un juego.
Me gustó mucho Genialy y seguramente posibilitará que en alguna ocasión pueda ir a clase con las manos vacías. Con la presentación y recordando la clave para entrar, a través de una pantalla interactiva, podremos desarrollar una clase. Lógicamente, el aula debería estar dotada de pantalla digital o proyector con ordenador, para poder proyectar el trabajo. Lo que menos me gusta, lógicamente, no todo va a ser bueno, es que es de pago, para tener accesos a más plantillas y lo que siempre me preocupa cuando hacemos trabajos que no se guardan en nuestro ordenador: ¿Si se pierde, si se borra, si se cae el servidor dónde está alojado, si la compañía quiebra y cierra? Es el gran inconveniente del trabajo en la nube. Genialy permite, con el pago de la opción más sencilla descargar las presentaciones en PDF, pero, lógicamente no es suficiente. Cada presentación lleva muchas horas de trabajo y que se pierdan por motivos ajenos a nuestra voluntad, puede ser terrible. Tampoco he leído la letra pequeña, pero al estar alojado en sus dominios ¿de quién es la presentación? ¿Los derechos de autor? Sin duda, esta es la parte negativa de una plataforma que me gusta y seguiré usando. Obviamente, descargando, al menos en PDF mis trabajos.