Escuchaba una entrevista hace unos días de una persona conocida dentro del mundo de los negocios que, al preguntarle por algunas personas que le habían resultado inspiradoras, nombró a un profesor. Me llamó muchísimo la atención porque en su locución aseguraba que lo que le inspiraba era su actitud y la pasión que transmitía. Así que la pregunta me parece pertinente ¿Cómo proponemos nuestra materia? ¿Somos apasionados/as? O simplemente transmitimos conocimiento y mandamos a hacer actividades. La pasión, lógicamente es contagiosa.

Esta reflexión surge además con una coincidencia al presentar una proyección. Los días previos a Semana Santa en el centro celebramos la semana cultural un tiempo que dedicamos a otras actividades lúdicas y diferentes, donde encajé una película. Al proponer ver la proyección, sin darme cuenta lo hice con cierta pasión. Se trata de una de mis pelis preferidas y que considero que todo el mundo debería ver, para reflexionar sobre la actitud ante las cosas, la positividad, la alegría, etc.
Al hablar de la peli en esos términos, obviamente, despertó un gran interés y motivación hacia la cinta. Si bien en otras ocasiones, la visualización de algún audiovisual largo se convierte en un espacio para hablar entre los estudiantes o para jugar con los móviles, en esta ocasión ocurrió lo contrario. La siguieron con bastante interés. Así que me acordé de la entrevista que había escuchado hace unos días de aquella persona de éxito inspirada por un profesor. Por tanto, la pregunta es pertinente: ¿Cómo transmites, cuánta pasión le pones a lo que comunicas?
Supongo que sabemos que transmitimos mucho más con lo que no decimos que con lo que realmente hablamos. Las palabras, el mensaje, es bastante poco relevante si no lo acompañamos de entonación, pasión, movimiento, entusiasmo… todos los aderezos que ponemos en nuestra comunicación son lo que lo hace memorable y que cale entre las personas con las que hablamos o transmitimos.
Lo bueno, lo ideal, es apasionarnos ¿por qué? Sencillamente porque tener que dar clase de algo que no nos gusta tiene que ser una auténtica tortura. Así que lo normal y lo ideal es que seamos muy apasionados en todo aquello que hacemos, especialmente nuestras clases. Si hacemos una buena presentación, con energía y motivación, es muy probable que resultemos inspiradores para nuestro alumnado ¿te atreves?