Una caja mágica para hacer trabajos

¡Vaya que aburrido, me tocó hacer un trabajo sobre…! ¿No puedo cambiar el tema profe…? Son algunas de las preguntas que nos hacen los/as alumnos/as cuando se les asigna un trabajo. Sin embargo, utilizando la caja mágica, nunca he tenido problemas. Aceptan sin problema el trabajo que les corresponde y lo hacen de buena gana. Es una dinámica tan sencilla como práctica para otorgar la realización de trabajos en el aula cooperativa.

Una caja genera expectación en la clase

Prácticamente no se necesita nada. Sólo una caja. En la clase o el departamento suelo tener varias de distintos tamaños. Es mágica porque dependiendo de lo que quiera hacer las cajas pueden contener dentro diferentes cosas. Sacar de la mochila una caja o entrar al aula con ella, suele generar cierta expectación por lo que podría haber dentro. Así que para motivar y crear interés es una herramienta muy útil.

El modo de utilizar una caja más pequeña esta semana ha sido para elaborar trabajos. Se nos pide en uno de los criterios de bachillerato que realicemos una definición de varios términos relacionados con la dignidad. Estoy seguro que si repartiera los trabajos verbalmente o directamente a cada grupo, algunos o, probablemente todos/as mostrarían su desagrado con lo que les ha correspondido. Sin embargo, con la caja mágica, es una cuestión de suerte y cuando te toca algún tema, normalmente no oigo ninguna protesta.

Las utilidades pueden ser muchas. En este caso era para buscar definiciones, pero podemos usarlo para trabajar apartados de un tema, de manera que a cada cual les corresponda un fragmento, para realizar un trabajo, para distribuir tareas. Consiste simplemente en poner dentro de la caja trocitos de papel con el título o un guión de lo que deben hacer. En este caso puse las palabras que tenían que buscar cada grupo. Fui pasando por los distintos grupos y pidiendo que una mano inocente el grupo cogiera un papel y ponerse a trabajar.

No hubo ningún tipo de queja. Automáticamente empezaron el trabajo. Además, era cooperativo hacia toda la clase de modo que les compartí un documento para que fueran escribiendo sus definiciones, mientras veíamos ese documento proyectado en la pizarra, de modo, que todos/as tendríamos acceso a la información que íbamos aportando.

Es una dinámica sencilla, pero práctica y fácil para generar interés y motivación hacia el aprendizaje ¿te atreves a usar una caja mágica?

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