Una alumna de segundo de bachillerato me pidió que grabara un vídeo de despedida para los chicos y chicas que terminan este año. Lo grabé, lógicamente. En ese documento hice algunas confesiones que quería compartir también en este espacio. Ya sabemos que ha sido un año complicado. Ellos/as son los primeros que lo notarán porque no tendrán la habitual despedida y fiesta posterior con la orla y todo lo demás.

En ese mensaje confesé que, después de diez años en secundaria y bachillerato, nunca había impartido clases en segundo, sólo en primero. Por tanto fue un honor y un placer compartir esos ratitos en clase. Para mi fue algo nuevo, porque al no tener recursos ni nada con o que trabajar, tuve que empezar de cero. Realicé muchos vídeos, porque no encontraba nada en la red que me satisficiera, así que todo es nuevo.
Todo es nuevo, como el futuro que les espera. Pero no hablé en el vídeo de la prueba de acceso a la Universidad: prometí a principio de curso “no hablarles de ese examen” en todo el curso y lo cumplí. Me consta que otras asignaturas ya lo hacen: esto entra, esto no, esto es de la prueba de EBAU, es importante… Así que no me escucharon decir nada de eso durante el curso que finalizan. Trabajamos sin parar, pero sin agobios.
Mi reflexión para los que nos dejan en este curso con su flamante título de segundo de bachillerato, tiene que ver con el verdadero desarrollo personal. Recuerdo que hace dos cursos se empezó a revisar el Plan del Centro. En aquel entonces se nos preguntaba a los docentes ¿Qué tipo de alumnado queremos en el Rafael Arozarena? Trabajamos en grupos y algunos profes apuntaban: alumnos/as libres, preparados para una ciudadanía plena, Críticos y con Valores.. Así hasta una lista interminable. Yo simplemente dije. Me gustaría que en nuestro centro terminaran graduados alumnos FELICES.
Me empeñé en el grupo pequeño que se recogiera tal propuesta. Pero, luego, obviamente, en el vaciado de todo el claustro, ese tema no se recogió ¿Es que acaso queremos alumnos infelices? No lo creo, sino que simplemente le damos más prioridad a otros asuntos: Inteligencia, competencia, libertad, igualdad… ¿Pero acaso la felicidad no lo engloba todo?
Seguramente en unos pocos años quedará como un simple recuerdo el paso por el Centro, pero sí que me gustaría que, sobre todo, se quedaran con los momentos felices. Que al pasar por sus puertas, esbozaran una sonrisa y dijeran ahi estudio yo. Si fuera así, sería maravilloso…