Asertividad y firmeza

Escribo este primer párrafo según termina la clase. Finaliza la jornada y estoy algo sorprendido. En la clase anterior a la de hoy, con varios/as alumnos/as de ese grupo tuve cierta discrepancia. Al entrar en la clase me pedían ir al baño dos o tres personas. No se lo permití tal como pedían, salir todos juntos, sino que fueran de uno en uno. Se creó cierto mal rollo, pero me mantuve firme. Si querían ir al baño tendría que ser individualmente, con lo que más de uno ocupó su silla con malas maneras y contrariado. Hoy al entrar en la clase esos mismos alumnos/as me recibían con muy buen agrado, de buen humor, interesados y más participativos de lo normal. Lejos de crear un abismo, como mi actitud del otro día, se generó un buen rollo increíble. De ahí, mi sorpresa.

Sin levantar la voz, con asertividad, una vez calmados/as les expliqué que, ante esta situación, no se puede salir en grupo al baño. Ya nos gustaría estar en situación normal, pero no es así. Con toda la tranquilidad del mundo les dije ¿qué pasaría si de cada aula salen dos o tres alumnos/as? ¿Se cumpliría el aforo de los baños? ¿Habría distancia? Así, poco a poco, aquel mal rollo, se transformado en tranquilidad y comprensión.

Hoy comprendí que con el enfado, con elevar la voz, con tratar de imponernos —como dicen algunos compañeros/as— no se consigue mucho más que con Firmeza y Asertividad. Firmeza porque si existe una norma, hemos de cumplirla, lo cual es un buen ejemplo para ellos/as, porque eres coherente con lo que se dispone en el centro, tal como se les pide con mucha frecuencia y Asertividad, respetando su punto de vista, tratando de comprender sus reivindicaciones, sin tratar de humillar, reconociendo sus derechos

En clase, por tanto, la imposición no debería ser una estrategia. Ni siquiera el miedo, ni elevar la voz. Seguramente nos soprenderá el usar otro tipo de estrategias. Esto es porque ya están demasiado acostumbrados/as a que les echen la bronca, a que les griten, a que nadie trate de ponerse en su lugar, ni de explicar los verdaderos motivos y la importancia de las normas para todos/as.

La Firmeza no es sinónimo de fuerza ni de imposición, sino que propone mantener las convicciones a pesar de las vicisitudes. Aunque un número grande de personas, como es el caso de una clase, se te pongan en contra. La firmeza, no invita a la bronca ni a elevar la voz, sino que simplemente con tranquilidad y calma se trata de explicar y comprender lo que está sucediendo. Es una mejor estrategia que cualquier otra violenta.

Aunque lo primero que nos sale siempre, por costumbre, es elevar la voz, hemos de aprender a mantener la calma y tratar de comprender y mantener la paz. Muchos de los conflictos que se dan en el aula son, precisamente, por responder de la misma manera que ellos/as. Si, cuando pidieron en masa, acudir al baño, elevo la voz y armo una bronca, seguramente los resultados habrían sido otro distintos.

Somos ejemplo, más de lo que pensamos. Con nuestra actitud, con nuestra respuestas, podemos generar en clase buen o mal rollo. Así que valoremos la posibilidad de mantener la calma y la asertividad como manera de comunicación en clase.

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