En estos días se cumple un mes de suspensión de las clases presenciales. Mucho se ha hablado de exámenes, notas, evaluaciones, el valor del trabajo de los estudiantes en este periodo. Pero al cumplirse el mes sin clase, ya cabe preguntarse muchas otras cosas ¿podemos seguir sin dar material nuevo? ¿no se evaluará el trabajo que realizamos? ¿Qué pasará con quienes no han dado señales de vida? ¿Cómo motivamos y seguimos adelante en esta situación que a todos se nos hace muy cuesta arriba al cumplirse este primer mes?
Son muchas preguntas que no tienen fácil respuesta. Hemos tenido unos días de descanso, para reflexionar y enfocar bien todo lo sucedido. Ciertamente, cuando pensábamos que el aislamiento sería sólo por unos días, era bastante fácil ilusionarse pensando que pronto pasaría todo. Sin embargo, con el paso de los días, parece que todo se vuelve más complicado. Toca volver a empezar, tras el periodo del breve descanso de Semana Santa, quizá sea oportuno responder a algunas preguntas.
La más inquietante en relación con lo programado a principio de curso, ¿se debe seguir con la programación o simplemente repasar? La verdad es que desde un primer momento seguí adelante, aunque se comunicaron que simplemente se debía repasar. No obstante, un mes dando repaso, puede ser negativo y terminar por aburrir a los/as estudiantes y al profesorado. La opción de continuar me parecía adecuada, sin perder de vista que luego, en la vuelta a las clases presenciales había que volver a insistir en lo trabajado. La propuesta que hice a los alumnos es hacer acopio de información durante estos días, para luego trabajarla a la vuelta, mediante el desarrollo de proyectos y actividades donde plasmamos lo aprendido y, quienes no hayan estado en las clases virtuales se pueden sumar y aprender con sus compañeros/as.
Sobre la evaluación creo que hay que poner en valor el trabajo de quienes sí han seguido las clases. Como digo en mis conexiones por videoconferencia a los grupos, no se trata de penalizar a los que no acuden a ese encuentro, sino de premiarles a ustedes que sí están trabajando. Por tanto, creo que algo habrá que hacer, de algún modo hay que valorar y premiar a los que durante este periodo sí que trabajan.
La última clave: la motivación tras un mes de suspensión de las clases, creo que se hace muy complicada y tiene mucho que ver con nuestro estado personal. Siempre he creído que transmitimos mucho más con lo que no decimos que con los conocimientos propios de cada materia. Por tanto, tenemos que cuidarnos, tenemos que buscar herramientas para fortalecernos y estar bien, de modo que podamos transmitir a nuestro alumnado energía, motivación y felicidad. Todo esto se nota en el texto de tarea que redactamos, en nuestra rostro ante la cámara y en las respuestas que damos a sus preguntas. Por tanto, toca cuidarse y fortalecerse para poder motivar y ayudar a nuestro alumnado.