No me gusta hablar de ese famoso virus, pero esta semana no queda más remedio que hacer mención a la actual situación que vivimos en la enseñanza. De pronto, todo da un giro inesperado, como la vida misma, para tener que reinventarnos. Eso es lo que ha sucedido en la educación en los últimos días. A raíz del confinamiento en casa, se nos propone desde las instituciones que mantengamos la docencia virtual.
Los que teníamos un poco de recorrido en el mundo educativo digital, lo tenemos algo más fácil. Aún así, el viernes, primer día de suspensión de las clases, empecé por un camino, que me pareció el adecuado: programar actividades para que se publicaran en las horas de clase. Así se mantendría la docencia mediante el aula virtual, utilizando google Classroom, que es la herramienta que considero más adecuada. Sin embargo, ese mismo fin de semana, me parecía que había que dar un paso más. No bastaba con poner actividades, sino que habría que mantener la presencia y el contacto en las horas de clase.
Investigando y viendo lo que se hacía en otros lugares del país, unos compañeros mencionaban que los equipos educativos se reunían por videoconferencia. Así que la cabeza empezó a dar vueltas: ¿Por qué sólo para los equipos educativos?, ¿no podría ser para los alumnos? De ese modo el mismo sábado hice algunas pruebas con compañeros de claustro y el domingo por la mañana y tarde organizábamos una quedada para ver las posibilidades de la herramienta. Entre tanto, desde el mismo sábado, ya había invitado a los estudiantes para dar las clases virtualmente, lanzándome a la piscina.
Opción por la videoconferencia
La herramienta que les proponía es google meet, una aplicación de los entornos G Suite for education, que posibilita la videoconferencia. Me parece seguro al estar indicado para el dominio educativo y con acceso sólo para los estudiantes. Y empecé la aventura. Sinceramente, creía que iba a estar conectado en la cámara como mirándome al espejo, mientras hacía otras tareas, pero no fue así, la mayoría de los estudiantes se conectaron y presenciaron las horas de clase durante esta semana. Sin embargo, no obligo a la conexión en el momento de clase, de modo que todas las actividades que vamos haciendo quedan en el classroom, para que las vayan completando cuando puedan.
Ante las acusaciones de agobio, envío de mucha tarea, saturación de los estudiantes, me parecía que mantener el trabajo en el horario de clase, es lo más adecuado. Por tanto, la videoconferencia cumpliendo justo la sesión prevista, es la solución más convincente. En el otro extremo queda el enorme trabajo de tener que replantear todo lo que tenías previsto. De modo que, las sesiones en cooperativo o con proyectos no se pueden realizar, sino que hay volver a una sesión más directiva. Aún así, pido la participación, para que intervengan con sus comentarios, durante la sesión de clase. Ya que al dominar la videoconferencia, al entrar en el chat, silencian su micro y cámara, con lo cual, no se sabe bien si están escuchado o no. Es una situación difícil de la que aprendemos todos… quien me iba a decir a mi que, de buenas a primeras, me tenía que convertir en teleformador… ¡Cuánto he aprendido en estos días! Con todo, no sólo google Meet es una buena herramienta, también he probado y funciona adecuadamente jitsi y zoom que van muy bien.