Alguno pensará: ¡ya aparece el profe de turno con otra parida educativa! Desde hace tiempo se viene hablando de las rúbricas como modelo de evaluación. También yo creía que era otra parida de los iluminados educativos de turno. Sin embargo, al ponerlas en práctica constato que son una muy buena herramienta para calificar. Al menos, bajo mi punto de vista, me parecen más objetivas y justas.

Esta semana he estado evaluando con rúbricas. Mejor dicho, los estudiantes se han auto—evaluando con rúbricas. Me gusta, no porque sea novedoso, sino porque es más justo y porque graduando bien, cualquiera puede poner nota sin dificultad. Los mismos estudiantes han sido protagonistas y han valorado su aprendizaje y el de sus compañeros.
La rúbrica, usada con dispositivos electrónicos, tabletas, ordenadores, nos da una nota fiable del trabajo que ha realizado el/la estudiante. Mi modelo preferido es el de cuatro niveles de valoración (el de la imagen). Me gusta así, porque se asemeja a valorado en las Competencias y así no me lío tanto. Excelente, Muy adecuado, adecuado, Poco adecuado o insuficiente. En la parte superior, como se ve, pongo esos niveles y, en la columna izquierda, lo que quiero valorar. Se trata, ahora únicamente, de determinar con precisión cada recuadro de menor a mayor. Obviamente. El insuficiente o poco adecuado, es muy fácil de graduar. No realizado, no hecho, etc.
El resto, para que sea una buena rúbrica, debe tener la mayor precisión posible. Por ejemplo, si uno de los ítem que valorábamos en esta semana era la participación del grupo en la exposición. Para que fuera una buena valoración la puntuación máxima era: Participan todos, el siguiente no participan todos, el adecuado, para participan uno o dos y el poco adecuado por si el grupo no expone su trabajo.
En algún grupo teníamos que valorar la cantidad de palabras que se aportaban en relación con un tema: El excelente: nombra más de cinco, el Muy adecuado: para entre dos y cinco. El Adecuado: uno o dos y el poco adecuado para No realizado. De esta manera no da lugar a las ambigüedades de una nota numérica. Porque, ¿Cúanto vale una pregunta sobre una definición? Un punto si está bien ¿medio si es parcialmente correcta? ¿0,75 si tiene errores ortográficos? La cuestión es ¿Dónde está eso escrito? Segruramente en ningún sitio, sino que lo vamos haciendo según vamos corrigiendo. No obstante, luego entra una valoración más subjetiva que la rubrica no tiene en cuenta: si el/la alumno/a es bueno y tiene buena actitud, si nos cae mejor o peor… si su familia se preocupa o no… y así podríamos hacer una lista interminable de situaciones por las que variamos nuestra nota a la hora de corregir. Pero eso la rúbrica no lo tiene en cuenta esas situaciones. Por eso me gusta.
No es que se propongan cosas para complicarnos la vida, Sio que, en el caso de las rúbricas, nos la simplifican. Al menos así lo veo. Es verdad que llevan tiempo elaborarlas, pero, una vez las tengamos nos sirven para siempre. Empecé el curso pasado a realizar algunas y espero terminarlas a lo largo de este presente curso escolar. Les animo a probarlas.