Este fin de semana tuve la suerte de poder compartir con compañeras y compañeros docentes tiempo, experiencias, inquietudes y, en dos sesiones, un poco de lo que sé y estoy haciendo en el aula en el campo audiovisual. Esta jornada de principio de curso suele ser muy emotiva, por los encuentros, las experiencias, los saludos y ver personas que, por desgracia, sólo ves en esta ocasión, porque están en otras islas o lugares lejanos.
Como es habitual, no faltan las quejas de los profes. No sé cómo captar la atención de los alumnos/as, este año los de tal curso, sí que son inquietos, ¡¡están enganchados a los móviles!! Tras escuchar algunas quejas me viene a la mente el titulo de esta entrada: a los profes nos viene de vuelta lo que damos. Resulta que, como tuve la suerte de compartir con algunos/as mi experiencia en el aula en la realización de audiovisuales, llegué a esa conclusión al ver el comportamiento de algunos/as pocos/as que, en medio de la sesión no prestaban atención, se reían, atendían únicamente al móvil. Por suerte, sólo eran unos pocos/as. No escribo esto para quejarme de lo ocurrido, sino para plantearnos que, ¿si nosotros somos irrespetuosos cuando asistimos a un curso, formación, conferencia, como pretendemos que los niños/as lo sean?
Es probable que algunos de los que se quejaban de la falta de interés de los estudiantes fueran de los que estaban sin prestar atención en alguna de los espacios de formación. No es la primera vez que acudo a alguna conferencia o formación y veo que algún profe se pasa todo el rato pegado/a al móvil, con inquietud para marcharse cuanto antes o hablando con otros sin atender al ponente. La pregunta, desde luego es obvia: ¿A que vienes si no quieres estar aquí? No lo entiendo. Si he tenido algo de éxito en la vida ha sido, precisamente por una clave fundamental: vivir, siempre que puedo el momento presente. Si voy a un curso: estoy allí, si hago deporte, me centro en el deporte, si veo una película, procuro centrarme en ella. Es verdad que el móvil puede distraernos por algún mensaje o llamada. Lo que hago en esos casos es atender al móvil lo justo y necesario para volver con lo que estaba lo antes posible.
Pretendemos niños atentos, pendientes de lo que hacemos, motivados hacia el estudio, la clase… pero ¿hacemos nosotros lo mismo? No es solo ya que nos viene de vuelta aquello que damos, sino que, lo que es más importante, se aprende mucho más de lo que hacemos sin decir nada. De nuestro lenguaje corporal, de nuestros gestos… Por tanto, si nuestros estudiantes ven que en clase usamos el móvil o no estamos bien centrados en lo que hacemos con unas clases bien preparadas, si no prestamos atención cuando ellos nos hablan, si no somos puntuales corrigiendo ¿pretendemos que ellos lo hagan? Nos viene de vuelta, sin duda todo lo que damos en clase y en nuestra vida personal.