Hace unas semanas, en vísperas de vacaciones, comentaba con compañeros el voluntariado que realizo en el Campus de Verano en el que estoy inmerso. Algunos se mostraban admirados y otros, en cambio, reticentes a que sus hijos estudien en verano. Si aprobaron todo, tienen derecho al descanso. No les permito ni que cojan un libro. Sinceramente no estoy de acuerdo. Creo que una desconexión de más de dos meses del mundo del aprendizaje, hace que no se consolide y se siga aprendiendo lo que se ha visto durante el curso.
No hablo de clases particulares o repaso de verano, si has obtenido buenos resultados. Simplemente, leer, escribir, calcular, para mantener la mente activa durante el verano. Eso es lo que hacemos en el Campus Urbano de Verano. Esta semana, por ejemplo, me ha encantado una actividad creativa que hicieron todos los niños. Se trata de mezclar dos cuentos clásicos para inventarse una historia simpática, divertida y creativa. La actividad es muy sencilla de hacer y todos los chicos/as inventaron historias sorprendentes.
Para desarrollar la actividad, se toman trozos de papel y en ella se apuntan títulos de cuentos clásicos y conocidos: Caperucita, los tres cerditos, La tortuga y la liebre, Pinocho, Dumbo, el patito feo… fueron algunos de los títulos. Se ponen en una caja o bolsa donde no los vean y luego se le pide a cada participante que elija dos. Con los dos títulos disponen de quince o veinte minutos —dependiendo de la edad— para escribir una historia en la que mezclen personajes, historias, argumentos… Concluido el tiempo leímos todas las historias. Quedaron unos cuentos chulísimos y disparatados con lo que pasamos una hora de tiempo escribiendo, leyendo, aprendiendo de forma divertida.
Este tipo de actividad no le pesa a los niños. Les resulta atractiva y motivadora, de forma que en verano se sienten super felices de dedicar un tiempo al repaso. Por eso, tal como decía al principio, no estoy de acuerdo con que durante el verano haya que desconectar de lo académico. Desconozco, porque no los uso, si los libros “de vacaciones” que se venden por estas fechas son adecuados o no para repasar. Lo que sí se es que a mis hijos no les gustaban demasiado. Así por tanto, escribir un diario, hacer unos cálculos para la compra, medir un cuarto que vayamos a pintar, escribir un cuento o simplemente leer, puede ser una actividad interesante y que nos mantiene al día con lo que vamos aprendiendo.
La idea del campus, tal como dije en la entrada anterior es desconectar de las pantallas. En ellas se lee poco, no se socializa (o se socializa poco cara a cara) y nos encierra en un mundo poco abierto a los demás. Por tanto, promovamos actividades divertidas, socializadoras, entretenidas que nos recuerden lo aprendido.