Dile algo bueno a tu clase

Normalmente a los grupos de clase decimos todo aquello que nos parece mal. Nos vemos en la obligación de comentar con los alumnos de clase aquello que no nos gusta para que cambien o mejoren. Si el grupo va mal académicamente se lo decimos para que estudien más, si ha existido un problema de disciplina, también lo hablamos con los estudiantes. En algunos casos, además, los docentes se exceden en las llamadas de atención y, lejos de ser motivadora, esa llamada de atención, quita las ganas de estudiar esa materia por los continuos reproches a algunos estudiantes. Sin embargo, la pregunta es ¿también dices cosas buenas a la clase?

profe jesus di algo bueno a la clase

Hace unos días  tuve una gran experiencia con un grupo al que le dije algo que me gustaba mucho como colectivo. Lo dije sinceramente, me salió del corazón. Suelo decir las cosas buenas  y malas con total naturalidad. Sin enfados, sin levantar la voz, sin dramatizar más de lo necesario. Pero, en esta ocasión, cuando comenté al grupo algo que hacían muy bien al comienzo de la cada sesión, todo cambió. No lo hice a posta, sino que me salió espontáneamente, sin embargo el grupo, ese día fue mucho más maravilloso de lo habitual. 

Por tanto la reflexión es clave: ¿le dices también las cosas buenas a tu grupo o sólo lanzas broncas? No se trata de una simple estrategia para lograr un buen clima de aula, porque si somos falsos, el grupo lo notará. Se trata de decir con la misma medida e intensidad lo bueno y lo malo. ¿porque no felicitar a una clase que cuando llegan todos se preparan adecuadamente para comenzar? ¿Por qué no dar las gracias cuando han trabajado especialmente bien? ¿Por qué no felicitarlos cuando mayoritariamente han realizado bien una tarea? ¿por qué no felicitarles si aprueban y pasan de curso?

Hay muchísimos motivos por los que felicitar y dar gracias a un grupo. Sin embargo, optamos por el otro remedio, dar broncas y enfadarnos cuando hacen las cosas mal y no decir nada cuando sucede lo contrario. Probemos a felicitar en la misma medida en la que echamos broncas, porque nuestra actitud se proyecta en el aula. La clase es como el eco, te devuelve lo que le envías. Si das enfados, te los devolverá, si das buen rollo, también te los devuelve. Prueba a decir algo bueno a tu clase. 

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