Si miro alguna entrada de principios de curso del curso pasado, seguramente me encontraré alguna entrada en la que hablé de lo que los estudiantes piden a los profesores: «una clase dinámica y divertida». Cada comienzo de curso me gusta, junto con los datos personales que me dejan en una ficha, que me digan que esperan del curso. Por abrumadora mayoría piden al profesor que la clase no sea tediosa y que divertirse en ellas. Es decir, dinamismo y diversión.
No puedo evitar volver a escribir sobre lo mismo, porque no deja de sorprenderme la petición que hacen los muchachos/as. Seguramente reivindican lo mismo, porque seguramente, no reciben clases de ese estilo. Que se aburren en clase, seguramente es una obviedad, pero no debemos interpretar la necesidad de dinamismo y diversión, como sinónimo de fiesta, música y no trabajar ni aprender nada. Lo que ocurre es que los estudiantes se aburren de pasar varias horas sentados en una silla escuchando, haciendo y corrigiendo ejercicios, memorizando. Demandan dinamismo, cambiar de actividad, no les gusta la monotonía. ¿A usted le gustaría pasar entre cuatro y seis horas sentado en una silla? Seguramente no. Pues a ellos tampoco.
Otra de las claves en las que interpreto el dinamismo y diversión, es en el cambio social que hemos dado. Es un frase muy utilizada la de «los chicos de hoy no son los de hace diez años» ni siquiera los de hace cinco, ni hace tres. Sin embargo, algunos profesores siguen enseñando como aprendieron ellos, hace veinte o más años. La vida de los chicos y chicas transcurre de una forma muy rápida y dinámica: Son capaces de jugar mientras miran el móvil. Se mueven rápidamente entre ambientes. No están quietos mucho rato. Los hemos acostumbrado a la velocidad, al cambio continuo de actividad. Especialmente las pantallas, les obliga a atender a varias cosas a la vez o, al menos, a mirar una pantalla y segundos después seguir con otra cosa.
Por tanto, la enseñanza debería ser así: multipantalla, multifunción. No es posible hoy, una hora íntegra de explicaciones, lectura, atención o trabajo. Seguro que cualquiera de nosotros agradecemos cambiar de actividad dentro de nuestros quehaceres. Ellos todavía más. Por tanto la solicitud de clases dinámicas y divertidas, significa no estar sentado toda la hora en la silla; supone, no estar durante mucho rato centrado en una actividad, significa variar con diferentes modelos y dinámicas dentro del aprendizaje; es, evitar el tedio, sorprender, motivar, ilusionar, con cada propuesta educativa. Los estudiantes no reclaman un recreo constante, piden un cambio de metodología que haga que su experiencia en no sea tediosa, monótona y aburrida.