Cuando llega el final del campus siempre tengo sentimientos encontrados. Por un lado algo de tristeza porque se termina un periodo maravilloso de aprendizaje, de aventura, voluntariado en estado puro. Y, por el otro, sentimiento de satisfacción y alegría por el trabajo concluido. La balanza, indudablemente se inclina hacia este último lugar.

El Campus es un espacio de aprendizaje diferente. Lleno de desafíos y de retos. No se trata tanto de copiar, completar y repasar sin más. Se trata, más bien, de aprendizaje significativo. Continuamente este espacio está lleno de propuestas que hacen al participante buscar soluciones a los problemas que se les plantean. Hay que pintar la plaza, ¿Cuánta pintura nos hace falta? ¿Cómo calcular cuánto tardo en llegar a mi casa?. Es un modelo de aprendizaje que, por desgracia, no tenemos en los centros de enseñanza.
Los chicos y chicas, que son muy hábiles han aprendido a poner en las pruebas y exámenes lo que el profesor quiere leer. Luego, eso que ha puesto no le sirve para nada. Como ellos mismos denuncian, aquello que aprenden en la escuela «no les sirve para nada». Es cierto, que hay aspectos que ayudan a relacionar, desarrollar la abstracción, pero también es necesaria una escuela como el campus, que les plantee problemas cotidianos y que deben resolver.
Todo ese aprendizaje se desarrolla de manera dinámica. Los participantes se mueven por zonas, en la plaza, en la sala de clase. Salen, piensan, calculan, aprenden entre ellos. No hay un espacio rígido donde se trabaja, sino que todo es muy flexible. Así entiendo la enseñanza en la actualidad. Vivimos en un mundo rápido, dinámico, en movimiento. Por tanto el aprendizaje no puede estar detrás de un pupitre durante horas.
Me encanta esta actividad en la que soy voluntario porque me carga de energía, me saca de la zona tranquila en la que los profesores se instalan durante el verano en vacaciones. Me hace aprender y reinventarme en otras especialidades que no son las mías. Reconocer errores en los problemas que les planteo y resolverlos con los muchachos/as. Así concibo la enseñanza. Ya terminó el campus de verano de este año 2018 y ya estamos hablando del siguiente… ¡que alegría vivir esta experiencia!