Me encanta la enseñanza ¡quien lo diría, si hace años casi me daba pánico hablar en público! Tanto, que ahora en vacaciones de verano colaboro en un voluntariado que tiene como objeto repasar un poco lo aprendido en clase y hacer algo de ejercicio físico. De este período estoy aprendiendo o, mejor dicho constatando que la enseñanza apenas les sirve a los estudiantes para la vida diaria.
Con un grupo de estudiantes de secundaria, que se supone, habían aprendido los cálculos de superficies, es algo que vienen trabajando desde primaria, les platee que hicieran un presupuesto para instalar parquet en el salón donde nos encontrábamos. Les di el precio por metro cuadrado y, a partir de ahí con unas sencillas operaciones de multiplicación, tras medir la sala debían calcular su precio. Me imagino que ya sabrán lo que ocurrió: No supieron terminar el reto sin ayuda. Por tanto ¿que ocurre en un sistema de enseñanza que no es capaz de enseñar a los estudiantes a resolver problemas cotidianos?
Cada vez más los alumnos se quejan, y con razón, de que aquello que aprenden no les sirve de nada. Cada vez más los analistas constatan que los estudiantes únicamente aprenden para responder «tal como el profesor quiere» en el examen. Luego esa información es olvidada. Cambian los planes, cambian las ideas, se modifican las leyes, pero el resultado es el mismo: los estudiantes no salen preparados de la Enseñanza Obligatoria para enfrentarse a problemas cotidianos cuando, precisamente, el objetivo de estos estudios es dar una capacitación básica.
Algunas cosas deben cambiar, seguramente en la metodología para que nuestros estudiantes, después de aprender a calcular áreas, superficies y volúmenes, sean capaces de aplicar esto a la vida. No es de recibo que se «apruebe» esta parte de matemáticas, que sean capaces de calcular perfectamente el área de un cuadrado o rectángulo, pero no sepa medir la pared de su casa o el suelo. Algo falla cuando la enseñanza se queda simplemente en los muros de un centro escolar. Quizá deberíamos empezar a replantear, especialmente las metodologías y las aplicaciones de lo que se enseña.