El rol de alumno es bastante sencillo. Normalmente los estudiantes lo desarrollan sin ninguna dificultad. Sin embargo, cuando se les pide que hagan de «profes» la cosa cambia. Esta semana los primeros han tenido que hacer de profes para preparar exámenes y corregirlos entre compañeros de grupo. Se trata de una actividad simpática que los pone en la responsabilidad de preguntar bien y corregir adecuadamente.
La propuesta se desarrolla en una sesión de clase. Aunque no es muy larga hay que explicar minuciosamente el proceso para que salga bien. Los estudiantes se sitúan en parejas dentro del grupo cooperativo. En un primero momento ponen sus nombres en la casilla de «rol de profesores» o quien pregunta. Luego, tienen que buscar entre sus apuntes preguntas sobre el tema que hemos dado. Para ello disponen de cinco minutos en los que deberán plantear cuestiones sin responderlas.
Cuando finaliza el tiempo se recogen todas las fichas de trabajo y se mezclan. A continuación se distribuyen entre las parejas de la clase vigilando que la pareja que preguntó no reciba sus preguntas, sino de cualquier otra pareja. Cuando todos tienen los cuestionarios disponen de quince minutos (o más si se considera necesario) para responder a todas las preguntas.
Una vez finalizado el periodo de trabajo, las fichas vuelven a la pareja que preguntó para que las corrija y ponga nota, asumiendo el rol del docente. Cuando comencé a desarrollar esta actividad, hace años no siempre daba buenos resultados porque ¿qué pasa si los estudiantes no hacen buenas preguntas? El trabajo no serviría de nada. Así que este inconveniente lo solventé realizando dos preguntas clave y fijas para todos vinculadas a algún estándar a evaluar. Así, generalmente las dos primeras preguntas las fijo yo y el resto las formulan ellos.
La actividad la considero muy positiva por muchas razones: En primer lugar porque asumir el rol de profesor y corregir una actividad no siempre es fácil. Los estudiantes podrán comprobarlo. Les suele costar bastante hacer buenas preguntas y responderlas. Están bastante habituados a responder que el ejercicio de preguntar adecuadamente requiere un esfuerzo importante donde el aprendizaje aparece de una manera importante. Por otro lado, en otras ocasiones he comprobado que el rol de profesor lo desarrollan sin dificultad, siendo bastante críticos con su trabajo y el de sus compañeros.
Dicen los entendidos que los estudiantes aprenden mucho más cuando tienen que hacer preguntas que cuando responden, por eso de vez en cuando les sugiero que hagan preguntas sobre cualquier tema que estamos trabajando, así que… ¿te atreves a que tus alumnos pregunten?