Para esta primera evaluación, como repaso general y evaluación estoy utilizando el reloj de las citas. Se trata de una actividad que se realiza en parejas y que me permite tener, con bastante fiabilidad, un diagnóstico de lo que han aprendido los estudiantes. Porque, aunque a simple vista parece una prueba de poco valor, en la práctica, da una información muy valiosa para el docente.
Para evaluar con el reloj de las citas es necesario invertir una sesión completa, puesto que hay que explicar o recordar su funcionamiento. Previamente hemos de seleccionar las preguntas como si se tratara de un examen convencional. Personalmente utilizo cuestiones directamente relacionadas con cada uno de los estándares de aprendizaje que hay que valorar. Serán necesarias doce preguntas para realizar la dinámica. Necesitamos también un cronómetro. La fórmula que elijo es una presentación en la que integro las instrucciones del juego y las preguntas con el cronómetro en cuenta atrás de dos minutos.
A los estudiantes les presento un folio con una esfera del reloj dibujada con un espacio en cada hora para que puedan anotar el nombre de sus compañeros/as de clase. En la parte superior deberán poner el nombre y el grupo que cursan y bajo el reloj, el espacio para responder.
Lo primero que los estudiantes deben saber que se trata de una prueba para evaluar sus conocimientos (también puede usarse para repasar). Tenemos que «citarnos» con doce personas de la clase para completar cada una de las preguntas. Para que nadie quede sin pareja para responder, les indico que vamos a ir llenando las citas juntos. Es decir, escribo en la pizarra una hora (por ejemplo las 6:00) y les digo que queden todos con alguien a esa hora y la apunten en su reloj. Cuando todos hayan terminado y nadie esté si pareja, escribo otra hora (por ejemplo las 8:00) y pido que busquen pareja para quedar a esa hora. Una vez que se han distribuido todas las horas, es posible que con con el jaleo alguien no haya terminado bien todas sus citas. Así, pido que los que tienen el reloj completo se sienten, quedando de pie, únicamente los que tienen alguna hora pendiente. Entre los que quedan de pie, intentamos completar las citas libres y si no es posible, les indico que llegado el momento queden con otra pareja y formen un grupo de tres.
Las horas que se han ido escribiendo en la pizarra nos sirve para ir respondiendo a las preguntas, porque inmediatamente después empezamos a contestar. La técnica consiste en pedir a todos los estudiantes que se junten con la persona que han quedado a las cinco por ejemplo y esa pareja va a responder a la pregunta número uno. Se dicta o se proyecta la pregunta y les doy un tiempo de dos minutos para completarla. Luego, vayan con la persona que quedaron a las ocho y contestan la pregunta dos… y así sucesivamente. Hasta completar las preguntas. No siempre da tiempo de contestar las doce preguntas, así que es muy recomendable situar las más importantes al principio.
¿Por qué es una forma de evaluar interesante?
En primer lugar porque el examen tradicional no tiene mucho sentido. Cada vez más los estudiantes memorizan para un control o examen y luego lo olvidan con la misma facilidad.
En segundo porque aunque les digo que pueden utilizar todo el material disponible, en la práctica no les da tiempo de localizar todas las respuestas en sus cuadernos o apuntes, por lo que en general responden lo que realmente han aprendido o recuerdan.
En tercer lugar, escriben mucho más que un examen tradicional. Porque les advierto que ese modelo no se le da un valor fijo a cada pregunta, sino que cada respuesta es valorada de 1 a 10, cuanta más información pongan, mayor posibilidad de obtener mejor nota.
No es una evaluación totalmente individualizada por ser en pareja. Es verdad, pero qué nos interesa: ¿Qué aprendan y recuerden junto a un compañero/a o que memoricen y olviden?
No puede ser la única nota de evaluación. Esta prueba debe complementar otras notas que hayamos ido recogiendo durante el trimestre. No puede ni debe ser una nota absoluta.
Sin embargo, es dinámica, divertida, muy apreciada por los estudiantes, porque da una visión distinta al modelo tradicional de exámenes que tantos agobios causa.