En estos días toca decir adiós a los alumnos. Para esa ocasión cada curso preparo algo especial y diferente al resto de la actividad lectiva. Este año me he decantado por una valoración sencilla de la clase ya que siempre es importante recibir un feedback al final de curso para seguir mejorando cada año y, por otra parte, recuperé una actividad que alumnos de cuarto me recordaron que había hecho con ellos en primero. Se trata de: El recuerdo de la clase.
Es una propuesta sencilla para que cada estudiante se lleve un recuerdo de sus compañeros de grupo y que había dejado de hacer porque a veces es complicada la organización.
La sesión la empiezo con un video musical que he elaborado para la ocasión de Efecto Pasillo. Desde que lo escuché supe que se trataba de una muy buena canción para un cierre. En este caso, el cierre de la clase. Se trata del tema «imagina» que no tiene video oficial, pero que elaboré uno con imágenes de internet y puedes verlo en el enlace anterior.
Otros años he optado por despedirme con una clase más reflexiva, con la idea de dejar en el recuerdo algunos temas para que los alumnos piensen durante el verano. Especialmente aquellos que tiene que ver con el sentido de la vida, el paso del tiempo, aprovechar el momento. En la despedida de este año, únicamente pongo un video que me recomendó un alumno hace meses y que lo guardé para ese momento. Se trata de «El tren de la felicidad de Lytos» con el que se establece un pequeño diálogo sobre el curso, aprovechar el momento, luchar por los sueños… Con eso casi estamos en la mitad de la clase y entonces nos vamos al patio para terminar.
Allí en círculo o alrededor de una mesa grande nos sentamos. Cada participante recibe un folio en blanco en el que debe poner su nombre. Ese papel debe ir pasando por todos los que componen el grupo para que escriba alguna frase, deseo, valoración, siempre en tono positivo de su compañero. Llevándonos así un recuerdo del grupo de este año.
Retomé esa actividad después de llevar, al menos dos años sin hacerla, porque alumnos de cuarto de secundaria me recordaron que todavía conservaban ese papel que habíamos hecho en primero. Precisamente, había dejado de hacerlo porque, a veces presenta algún inconveniente. No todos quieren participar, es difícil en el aula hacer que funcione porque la disposición no es la adecuada. Pero en el patio en corro es mucho más fácil.
Por cierto, también conservo lo que han escrito los alumnos hace tantos años 😉