Una de las quejas que, con mayor frecuencia plantean los estudiantes de secundaria, es que tienen la sensación de que lo aprendido en el centro de enseñanza no les sirve para nada. Lo que se estudia en la escuela no tiene nada que ver con lo que sucede a su alrededor. Así que para remediar este mal, durante el curso me gusta que descubramos algo de lo que hemos aprendido en nuestro entorno.
En el tramo final en 3 ESO teníamos que descubrir como la religión es generadora de cultura. Entonces, la solución sería sacar algunas fotos a lugares del entorno donde existiera algún elemento religioso ¿o mejor al contrario? Así que cambiamos la actividad que ha consistido en salir durante la hora de clase con los alumnos a dar un paseo por los alrededores para encontrar esa relación entre cultura y religión.
Es verdad que la situación del centro educativo permite este tipo de actividad ya que a tan sólo cinco minutos a pie tenemos monumentos muy ricos e interesantes para descubrir elementos religiosos. Los alumnos han tenido que fotografiar esos monumentos para luego, en la siguiente clase, exponer lo que han descubierto y de qué manera se cruzan la cultura y la religión.
En algunas ocasiones nos empeñamos en enseñar en el aula, haciendo de ese espacio una muralla de seguridad donde el profesor se siente cómodo. Sin embargo, uno de los principios claves para el aprendizaje tanto del profesor como del alumno, es abandonar esa comodidad, por lo que esta actividad sencilla se presta a abandonar nuestro confort y arriesgarnos a responder a una demanda del alumnado: ver que lo que se enseña en la escuela tiene relación con su entorno más próximo.
La actividad no tiene ninguna complicación porque generalmente, a principio de curso las familias firman un documento en el que autorizan para realizar salidas en el entorno del centro. Únicamente habrá que solicitar algún profesor de apoyo para cumplir con la ratio en salidas externas algo que, en mi caso, no se me ha negado.
Durante una de las salidas, hablaba con un profesor de ingles de lo interesante que sería que los alumnos saliesen a hablar ese idioma con los turistas, igual que me contó un compañero de matemáticas cómo habían aprendido sus alumnos a utilizar los decimales haciendo una receta y comprando en un supermercado cercano; un compañero de naturales explica los diferentes tipos de relieve en una salida que comienzan en la costa y terminan en el monte y así sucesivamente… con lo cual el aprendizaje es realmente significativo e interesante para los estudiantes. ¿abandonamos nuestra zona de confort?