Seguramente ayer viernes fue el día más triste que he pasado en el IES Rafael Arozarena. Apenas empezada la jornada, recibía la terrible noticia que el compañero Víctor había fallecido. No podía no escribirte porque quiera ser más que cualquiera de los que compartíamos jornada a diario contigo, sino porque realmente me pareces una gran persona y todavía sigo tremendamente impresionado.
Nos unían muchas cosas. Pero creo que la más importante era la fe. Cada uno a su forma, desde sus vivencias, desde nuestras experiencias y vivencias compartimos muchas charlas sobre la marcha de la iglesia diocesana y estábamos de acuerdo en muchísimas cosas… También la preocupación por nuestro trabajo. Víctor no era de los despreocupados, sino que cuidaba con celo cada una de sus sesiones. Lo sé porque comentábamos el tiempo que tenía que dedicar a la preparación de cada clase y, la merma en el tiempo personal que este curso, de manera especial, le estaba dando.
En el trato personal siempre amable, cordial, buena persona. Cada vez que le pedía cualquier información o colaboración la cumplía con creces, facilitándome todo tipo de documentación sobre cualquier tema interesante de la villa. Me impresionó su Belén. Después de haber realizado la ruta por los belenes de La Orotava, al terminar viendo su obra de arte, no podía más que quedar absolutamente impresionado.
Te vi mal, aunque no te lo dije, la última vez que nos vimos. Intenté animarte con humor. Pero las prisas, el corre corre, al ir de una clase a otra, no nos dio tiempo de hablar mucho. Aunque prefiero recordarte con simpatía, con ese sentido del humor que tenías, socarrón y divertido, con indirectas muy directas. Gran corazón, agradecido siempre, amable y enorme persona…
Entre compañeros echamos la culpa al sistema, a la presión que recibías de alumnos, administración, familias… Seguramente, como también hemos concluido en esos corros de ayer, éste no es el único culpable de su fallecimiento, pero indudablemente algo habrá influido. Se nos olvida a veces que los profesores también son personas, que sufren, sienten.
Victor descansa, ve tranquilo a la casa del Padre… hasta siempre…