Esta semana estuve en una conferencia sobre gestión de aula. La conclusión que extraigo de este encuentro es la necesidad para el docente de «Estar bien para vivir bien». Un docente que no es feliz no puede transmitir bien en el aula.
A veces, las aulas se convierten en auténticos campos de batalla y se hace necesaria medidas disciplinarias, situaciones violentas, que no ayudan en nada al aprendizaje de los estudiantes sino que crean un ambiente enrarecido que genera ansiedad tanto en el docente como en los alumnos.
No se puede gestionar bien un aula si no se está bien emocionalmente. Sereno, en paz, calmado, en definitiva… feliz. Transmitimos mucho más que conocimientos. Hemos de estar bien para poder desarrollar la enseñanza en un clima propicio para el aprendizaje. Es cierto que los docentes están sometidos a muchas presiones: la administración, las familias, los propios estudiantes… ¡y encima me estás pidiendo que sea feliz!
Por eso me quedo con la parte final de esta ponencia que escuché: desarrollar nuestra actividad docente en un clima positivo, feliz, con una adecuada gestión del aula, nos da un plus que no aparece en la nómina. Nos da la tranquilidad y la felicidad de haber hecho lo que pude. ¿Cuánto pagarías por la felicidad?
La felicidad está en ti. No en el aula, no en lo que digan los alumnos, los compañeros, las familias y la administración: Hemos de estar bien para vivir bien, para desarrollar esta apasionante labor de manera positiva y feliz. Cobrando ese plus que no aparece en la nómina